martes, 29 de septiembre de 2020

Al volver de los NO-ensayos

Hoy Los Galanes no podrían tener ese encuentro con el borracho. Sin ensayos y sin COAC en el horizonte, ¿qué nos queda, familia? Pues miren, mientras que van surgiendo proyectos alternativos que quieren traernos nuevas coplas desde La Tacita, vamos a hacer un recorrido de coplas bien bonito, de bar en bar, con una guitarra y un par de voces para empezar y a ver dónde acabamos.

Comencé yo mismo ayer este paseo y de vídeo en vídeo vine a parar a este con el que iniciamos nuestra andadura: Vicente Lázaro "Lali" y Fali Vila cantaban en 2018 esta maravilla de Don Antonio Martín.

¿Qué disparate, eh? Pues ahora, el mismo año, sale Lali y entran Jose, Búho y Edu Brihuega. ¡Cómo canta Edu, Momo mío! Y ese pasodoble... No hay ni uno malo en Los Templarios.


Vamos a tirarnos de coco: regresa Lali de la mano de Germán, Nico y Caracol. Caracol en 2017 hacía estas barbaridades y lo que no estamos perdiendo desde que se fue.


Hoy se va a quedar la cosa templaria. Qué me gusta escuchar a componentes de grupos cantar coplas de otros autores, qué mezcla de admiración y de poderío. Germán se queda y canta esta copla para la historia junto a Waxi y Manolo Santander hijo.


Ahora, Los Templarios solo fueron unos: Ángel Subiela y Carli Brihuega se acompañan de Sergio y Pacoli para regalar esta copla inédita en el año 2016. ¡Amoscuchá!


Terminamos en el mismo punto donde comenzamos nuestro paseo de coplas: Lali, Fali y ahora Paco Catalán y José Fernández cantan la presentación de Voces Negras

Si les ha gustado, este paseo al volver de los NO-ensayos lo daremos más veces. Dejénnos en sus comentarios cuál ha sido su copla favorita de las de hoy y cuál les gustaría escuchar de una manera difererente a la original. Y gracias por supuesto a canales como Guashilandia de Cai, Código Carnaval o Al son del Carnaval porque sin sus documentos audiovisuales estos post serían imposibles. ¡Viva ustedes y viva Cái!

sábado, 26 de septiembre de 2020

Qué será de nosotros/as cuando no haya COAC

Se votó por unanimidad de todas las partes la suspensión del COAC 2021. Ya había asociaciones como ASCOGA, la de coristas, que habían dicho que no tenía garantías salubres para ensayar y que, por lo tanto, no iban a salir; también agrupaciones de renombre, autores conocidos y directores mediáticos habían señalado que lo mejor era parar un año y ver cómo se recuperaban las pérdidas producidas por la cancelación de la mayoría de los festivales, por más que otros se hubieran aplazado. 

Naturalmente, la suspensión deja a la afición huérfana de un concurso que los enfervorece y los enamora a partes iguales cada año, es una nueva realidad, una "nueva normalidad" a la que tendremos que enfrentarnos pero, seguro, grupos, autores y componentes nos propondrán actividades vía internet, quién sabe si quizás se cree una especie de Netflix carnavalero para streamings en un concurso de pago para una plataforma creada para tal fin. Sería una maravilla, una nueva función. Y quizás hagan como en el Pressing Catch y podamos asistir de público en forma de pantalla.

Claro, en lugar de un ring tendrá que averiguar la producción un escenario parecido al Falla, o el propio Falla, porque ¿qué problema habría en que las agrupaciones actuaran solas allí con un mínimo de personal municipal y que eso se retransmitiera? Oiga, que estoy dando ideas gratis. 
Como iba diciendo, las opciones que se abren son maravillosas porque el siglo XXI y esta pandemia nos ha enseñado a encontrar ternura en las pantallas, en ver a nuestros familiares y amistades de esa manera. A los que ves de cerca apenas puedes tocarlos más allá del codo (si no haces caso a la OMS y te tocas el corazón), entonces, ¿sería tan descabellado un Gran Teatro Falla con butacas llena de pantallas con caras de seguidores y seguidoras del COAC?


Pero la imposibilidad de ensayar tantas personas que componen un grupo es lo que realmente dificulta un posible COAC más desangelado. En este artículo de El País, publicado hoy mismo, comentan el riesgo que conlleva ensayar en interiores y proponen hacerlo en la calle, en cualquier zona al aire libre:

El paciente cero casi no interactuó con nadie, no tocó nada, solo cantó, fue al baño (también otros tres cantantes) y se marchó. Y se contagiaron 52 personas. “La pregunta es cómo una persona, sin casi hablar, va a impactar gotas que salen de su boca en otros 52. Esto es imposible. Es un caso clarísimo, que no se puede negar”, reivindica Jiménez.

Leyendo esto (y todo el artículo completo) da un poco de miedo eso de encerrarse a ensayar en cualquier local, en cualquier habitación de colegio. Mejor, ensayemos en la playa. O reduzcamos los grupos, que es otra posibilidad que he visto en redes y, creo, se terminará inventando algo. Porque ya dijo el Selu hace poco: "No me quiero imaginar cómo será Cádiz sin Carnaval". A nosotros tampoco nos gustaría y mucho menos a todas las familias que comen de todo lo que genera: ropas, atrezzos, maquillajes, discos, pulseras, vendedores ambulantes, bares, restaurantes, hoteles, hostales, pisos... Todo el dinero que genera el Carnaval, que no es poco, queda ahora mismo en stand by, no porque no se vaya a gastar si no porque, si no hay nada que ofrecer, qué vamos a consumir. Es decir, la tristeza de un Cádiz sin Carnaval es también la estocada social y económica que supone para una ciudad que sobrevive, como todas las que estamos al sur del sur. 

Aunque siempre hay una luz al final del túnel, más allá del control de la humanidad por el 5G, el microchip que nos pondrán con la vacuna, los satélites persiguiéndonos todavía más y los gorritos de papel de aluminio, puede ser que tengamos vacuna y se pueda realizar todo tal y como lo conocemos... O no. 
Así es que no se preocupen pero entre Twitter, páginas webs, grupos de Facebook y blogs (como este, por supuesto) inventaremos nuevos COAC que nos entretengan en este 2021 que no tiene mejor pinta que el 2020, y es que parece que la década del 20, la nueva, no la francesa de la bohemia, precisamente va en contra de todo lo que aquella encumbró: la cultura y la libertad. 

¡Qué asco de pandemia, de verdad!

martes, 22 de septiembre de 2020

¡Ya está aquí la gente de La Viña, señores! (y V: Las coplas de homenaje)

El COAC 2020, además de ser la última gran fiesta que recordamos como "normal" en lo que va de este maldito año, fue un lugar para la despedida de los grandes copleros que se fueron en el año 2019.  Coplas de grandes y también pequeños rememoraron a todos aquellos que nos dejaron, para nuestra desgracia carnavalita, el pasado año. Sirva este post de cierre para hacer un pequeño recordatorio de estas. Manolo Santander Cahué se merecía una y cien mil más.

La chirigota juvenil de Manolín Santander le dedicó la cuarteta final de su popurrí, Tino Tovar se acordó del autor en la presentación, el Selu rememoró su pasodoble en la primera cuarteta de su popurrí, Yo soy tu padre lo recordó en la última y la chirigota del Cascana plantó su silueta en el palio de la Virgen, por no hablar del golpe de arranque en Semifinales de Vamos de Impacientes... la memoria permanece fresca para rendir gloria a un autor que, parece mentira, nos dijo adiós hace poco más de un año.

Solo se que no se nada (Comparsa, Borja Romero)

Aquí estamos de paso (Chirigota, Juan Luis Cascana)


Pídeme lo que tú quieras (Chirigota, Fco Javier García)


Creaciones S.A. (Coro, Nandi Migueles)


Pasodoble inédito de Antonio Martín


Con esta serie de publicaciones hemos pretendido rendir nuestro particular homenaje de Puerta Tierra p'acá al gran coplero de La Viña. Repetimos y nos despedimos: ¡...y vive dios, mancha de cabrones, por nuestro eterno capitán Don Manuel Santander Cahué!

domingo, 20 de septiembre de 2020

¡Ya está aquí la gente de La Viña, señores! (El guardián de la Caleta)

Por suerte para nosotros y para las nuevas generaciones de carnavaleros y carnavaleras existe YouTube con todo lo que abarca, con todo lo que contiene. Por supuesto, podremos ver a Manolito Santander per secula seculorum, que dirían los latinos, mientras la citada plataforma nos lo permita. Además, podemos cantarlo de memoria, algo que siempre hemos hecho, desde pequeños, con las coplas que nos llegaban al alma. 

Para las nuevas generaciones, como iba diciendo, nos queda infinito material en las redes y nosotros vamos a destacar hoy alguno para despedirnos de esta serie de post que tanta satisfacción nos ha traído hacer porque Manolito Santander siempre ha formado parte de nuestro recuerdo, como tantos otros chirigoteros que ya no están, que se han retirado o que se mantienen al pie del cañón. Sin duda, a los que somos un poco politiquillos y nos gusta la crítica social, teníamos en este chirigotero un referente al que seguir y nos sabemos pasodobles de esos que te quitan el hipo de memoria, y los cantamos cuando nos va apeteciendo. 

* Si no visualizan correctamente los vídeos porque están en el móvil, bajen hasta el final y veran un Ver versión web en azul. Hagan click ahí, que estamos teniendo problemillas últimamente.

- Conocer a la figura, al padre y al amigo


- Conocer al carnavalero, al viñero y al del estilo



- La Viña, las dos familias y el cadismo




- Los que lo conocieron: age y malage


- Su legado (infinito)



- El pregón de Dios Momo 2020: el hijo que pide el relevo, la hija que entrega el alma


De Manolo Santander nos podemos quedar con muchas letras de pasodobles: los reivindicativos, los bonitos, los que nos contaban una historia... y los gaditanos, los de Cádiz, a Cádiz y para Cádiz. Nos podemos quedar con su ímpetu enérgico sobre las tablas del Falla, o también cuando aquella vez me empujó, vestido él de vikingo, por la avenida porque iba con prisa y el grupo se había desperdigado. Podemos recordar su ¡Vámono' joe'! y también, en código con mi amigo Ventolero, ese "No, tu pare e' er mehón", en mitad de cualquier conversación. "¿Cachondeati conmigo?", pues eso.

martes, 15 de septiembre de 2020

¡Ya está aquí la gente de La Viña, señores! (Las chirigotas de Manolo. Parte II)

Ya casi entrado el nuevo siglo, Manolo Santander continúa, no podía ser de otra manera, una línea viñera que le trae momentos desiguales como ocurre, por ejemplo, en el año 1999 con Los del séptimo de caballería que, quedando semifinalista, deja para el recuerdo una música de pasodoble para siempre. Sin embargo, el año 2000 será el que le traiga una verdadera satisfacción y es que Los de capuchinos lograría el primer premio con un repertorio redondo, especialmente, de nuevo, por unos pasodobles marca de la casa, al cuello, y un popurrí que todavía se recuerda.

* Si no visualizan correctamente los vídeos porque están en el móvil, bajen hasta el final y veran un Ver versión web en azul. Hagan click ahí, que estamos teniendo problemillas últimamente.

   


Reconozco que una de mis chirigotas favoritas, de las que conseguí aprenderme todo el repertorio de un disco que quemaba constantemente, es El Atlético Agujetas, un equipo de fútbol bastante desastroso que terminaba en la Viña cogiéndola mortal (y eso lo cantaba yo con su hey, hey y todo). 


Posteriormente, vinieron dos chirigotas de la que apenas nos queda el pasodoble de la primera y alguna que otra simpática expresión de la segunda: Los morazos de la Viña y La fuera española: bajitos, cabreaos y de baja, en 2002 y 2003 respectivamente, le supuso a Manolito no pisar la final consecutivamente. Pero pronto lo arreglaría con una chirigota que todavía se recuerda por una simpática presentación, pasodobles con música y letra al estilo del viñero y un popurrí con buenos golpes. Lo más feo de Cai consiguió un cuarto premio.


Después de la chirigota Los tiesos (¡Manolo!/Qué/¡Sieso!), Manolito volvería con su amigo Libi para un experimento llamado El movimiento del 36 y que parecía que ese año 2006 peleaba directamente por el primer premio, pero, claro, en la final cantaron 13 y, en un hecho sin precedentes, la chirigota de esta institución carnavalera fue eliminada del concurso por la norma de los componentes que, recordamos, era doce. ¡Cuidao' con el pelo, que es naturá! Por cierto, grupo muy nuevo con Javi el Ojo o Juan Ardentía.


Con Los de la Roca, fueron dos Manueles los que se unieron, porque la música es una preciosidad del Noly, que repetiría también en Los bichos (fuerzas nasales), sí, aquella chirigota que iba de mocos. Finalmente, para Los primerizos, que volvería a cambiar a bastantes componentes del grupo, entre los que podríamos ver al Silva. Para ese año se formaría un tándem extraño porque la música se la haría Juan Carlos Aragón. Al año siguiente firmaría El submarino amarillo, chirigota en la que saldría con su hijo y, finalmente, decide tomarse un descanso después de Ángeles y Malanges (las dos caras de Cádiz), en el año 2011, la que se incorporaría Carlitos Pérez


Vuelve tres años después con Los destripadores de la calle Londres y el público lo estaba esperando. Baño de aplausos en una actuación en preliminares que quedará para la historia. Se envolvió de la música de Antonio Martín para esta ocasión y también para Los del puntazo en el coco que, particularmente, nos encanta.


Tras Una especie en extinción (los chirigoteros), Manolo Santander vuelve a encargarse de la música pero ficha a un compañero para las letras con el que, dijo en varias entrevistas, tenía buena conexión y se repartían muy bien el trabajo. Sánchez Reyes fue coautor, por ejemplo, de este maravilloso segundo premio como son Los de Cádiz Norte (uh, ah, uh, ah).


Los brujos Titi se quedó fuera de la final pero no ocurrió lo mismo con La maldición de la lapa negra, un primer premio muy ajustado con el respecto al segundo pero que, con el público gaditano a su favor, encumbró al viñero a los mismos altares de la modalidad porque, tristemente, esta iba a ser su última chirigota, su último pasodoble, su última vez en cantarle a Cádiz y a la Caleta. ¡Ay, qué año aquel tan terrible!



Aquí termina el repaso a las agrupaciones de este viñero por excelencia, luchador, reivindicativo, no solo de la Caleta y de Cádiz, también de sus trabajadores y trabajadoras, de las mujeres carnavaleras, crítico con el sistema imperante que intentan ahogar al pobre. Por eso, las coplas de Manolo Santander siempre van a ser escuchadas, porque nos tocan dos fibras: la de la valentía y la de la mar salada, y eso es muy difícil que alguien venga a robarlo.

sábado, 12 de septiembre de 2020

¡Ya está aquí la gente de La Viña, señores! (Las chirigotas de Manolo. Parte I)

Estamos de vuelta este sábado para recordar de la mano de todas y todos ustedes, carnavalitas y carnavalienses, la trayectoria de Don Manuel Santander Cahué. Una carrera 1000% chirigotera (y mijita de cuartetera) que comenzó allá por el año 1981 y se extinguió forzosamente el pasado 2019. Un legado incalculable que comienza con cuatro chirigotas juveniles escritas por el propio Manolo y que arrasaron con 4 Primeros Premios consecutivos: Los ases del Jazz, Los Tom Sawyer, Los Piratas de la Cascada (con música de Manuel Sánchez Alba "Noly") y Los Bailones.

Esas chirigotas fueron desde 1981 al 85. ¿Cuatro en cinco años? Exacto, en 1984 no escribe: forma parte en su primera chirigota en la categoría de adultos y no una cualquiera, no, la mítica Las brujas Piti con los hermanos Sánchez Alba.


Dedicado ya a su participación en adultos, tras salir en Que viene el coco y Los Locos de la Colina, es en 1987 cuando pisa final y gana su primer 4º Premio con Las olas del campo er Su (aquellas retransmisiones terribles...) con dirección de "El Petra" y autoría de los hermanos Alcántara. Un año después no para ahí la cosa y es segundo premio con ellos con Los del perejil lacio.


¡Mucho ojo! Que esos dos años Manolo firmó dos grandes cuartetos: Enredo (en el que también puso la música) y El velatorio, primer premio de la categoría en 1988 junto a Emilio Gutiérrez Cruz "El Libi".


De 1989 a 1992 Jose Manuel Romero "El Petra" marcha junto a un nuevo autor, Francisco Abeijón "Carapalo". El crimen del mes de mayo (1er Premio), Hasta que la muerte nos separe (1er Premio), Bebe a bordo (2º Premio) y Bien nos diste coba... Cristoba (2º Premio).  ¡Casi ná! Con Pepe Martínez o Antonio Martín como autores de música, con los que el propio Manolo empezó a firmar también músicas y letra.


Manolo coge el toro por los cuernos en 1993 y comienza a firmar libretos con su sello propio que llegan hasta semifinales: Retratos de familia, Los muertos del carnaval y Los duros de mollera (estas dos últimas con música de Paco Rosado).


En 1996 la chirigota dejó de ser la chirigota del Petra para ser la de Manolito Santander. Abraza también la dirección de un nuevo grupo y firma tres años maravillosos con el músico Jose Manuel Prada Durán. Otra semifinal con Las viejas glorias (1996) y dos cuartos premios, pero vaya dos cuartos: Guasa Cubana y La familia Pepperoni (Vendetta). Historia del COAC y el Carnaval.


¿Qué le vamos a contar nosotros que no sepan ustedes ya de estas agrupaciones? ¿Vamos a volver a explicarles la de "Me han dicho que el amarillo"? ¿O eso de "Si tu suegra dice "qué yerno más bueno..."? Ahí dónde estuvo Manolo Santander estuvo la esencia pura de la fiesta y el concurso. La pureza a la que gracias hoy el COAC es en gran parte lo que es. Nosotros les haremos una selección de agrupaciones, pero son para catarlas todas. ¡Que hacemos racatacatacata, pom, pom, pom!

miércoles, 9 de septiembre de 2020

¡Ya está aquí la gente de La Viña, señores! (I)

El jueves de la semana pasada se cumplió un año del fallecimiento del chirigotero Manolo Santander Cahué. El barrio gaditano de La Viña se quedó sin esperarlo huérfano de uno de sus defensores, no solo de sus calles sino también de su compás.  Porque en el Concurso de Coplas gaditanas tod@s sabemos que cuando el 3x4 suena como tiene que sonar sobre las tablas, viene de la orillita de La Caleta aunque nazca en Chiclana.

Y si Don Manuel se merece una serie de post sobre su trayectoria que iremos trayéndoles a lo largo de las próximas semanas, el de hoy viene a contarles en cuatro pinceladas mi relación desde la infinita distancia de Puerta Tierra p'acá con este maravilloso coplero que llegó a mi vida en el año 1997. ¡Fíjense si hará años que Manolito tenía hasta pelo!

Como les he dicho cienes y cienes de veces, yo empezé a darme cuenta que escuchaba COAC-naval en mi casa con siete años, pero no fue hasta tres después que descubrí su forma de hacer chirigotas de la mano de Prada Durán y con Eduardo Cossi a la dirección (quien, y corríjanme si me equivoco, es la maravillosa avanzadilla de El Batallón Rebaná). Estos últimos años he leído aquí y allá lo chunga que era la chirigota. Yo no lo entiendo: en mi casa la cuarteta de "la piscina, una cuesta de al la'o la piscina" es emblemática, un himno que se le cantaba a toda aquella persona que empezaba a explicarse de manera un tanto enrevesada. Una chirigota con la poca vergüenza marca de la casa y unos pasodobles que son una delicia en su desarrollo y con una garra final que para muchos quisieran.

Después vendrían tantas agrupaciones que unos y otros conocemos -de las anteriores, solo recuerdo que Las Viejas Glorias no eran santo de mi devoción... sería yo muy chico, discúlpenme- con la trilogía Pepperoni, Capuchinos y Séptimo de Caballería que fue el inicio para tanta gente. Yo en cambio, jamás podré olvidar la Gran Final de 2001.

Esa presentación: si yo tuviera que describir quién era Manolito Santander, aquel señor que veía cada febrero por la televisión, sería replicando cada palabra de aquel portero. Manolo canta, sí, pero sobre todo lleva en volandas a su agrupación entre verso y verso para acabar sentenciando: "¡Ya está aquí la gente de La Viña, señores!". Y esa es la verdad, y ya está y no hay más.

Traicionaría a la memoria si negara que en los años "peores" me aferré a Lo más feo de Cádiz, Los de la Roca o El Submarino Amarillo para seguir defendiendo aquel estilo que parecía desvanecerse... hasta el año 2014. Los destripadores de la calle Londres y el que pueda, que empate. No, no me olvido de la chirigota con El Libi ocho años antes. Si con alguien podía llegar a una final y que lo descalificaran, sería con su gran amigo Emilio.

Y sobre todo, siempre recordaré a Manolo Santander como aquel hombre que fue abordado por dos familias de Córdoba en la esquina de la Iglesia de La Palma con un vaso de cerveza en la mano, en plena Ostioná y tuvo a bien atenderlas con la mejor de sus sonrisas. Un encuentro que no pudo olvidar ni dejar de comentar tras su actuación de Preliminares por la radio -para nuestra sorpresa- por cómo le habían preguntado cosas del repertorio que no podía responder... aquí me tienen, con la sonrisa en la boca.

Posiblemente no será el primer post que esperaban ustedes leer de homenaje a Don Manuel Santander, pero es el mío, que ya es bastante en este rincón que plagaremos de sus coplas y homenajes. ¡...y vive dios, mancha de cabrones, por nuestro eterno capitán Don Manuel Santander Cahué!

sábado, 5 de septiembre de 2020

Reseña de 'El corazón del Ángel. Vida, obra y confesiones de Ángel Subiela'


Que la lectura de la biografía del afamado director de comparsas no es algo sencillo se constata desde las primeras páginas, con esas pequeñas secuencias sobre el comparsista que irán en aumento a lo largo del libro que es interesante no solo por el consabido chusmerío que iba a provocar (y que no sabemos si tendrá respuesta prontamente) sino porque las capas de lectura, los distintos focos, hacen que el lector vaya tejiéndose un paradigma de lo que el Carnaval fue y lo que es, con todos los cambios que el paso de los años pero también del sufrimiento que conlleva el alto nivel, que no es muy distinto al de cualquier empresa, porque este libro es la constatación de un capitalismo feroz que ha llegado hasta lo popular, por lo que un director de comparsas debe convertirse en un CEO, en un ser todopoderoso que tiene que negociar con su consejo de administración

Te lo crees o no te lo crees: los focos

La voz de Ángel Subiela, en lo que respecta a su vida personal, es, naturalmente, la única creíble, faltaría más que entráramos ahora a valorar cuestiones de tan delicada tela, pero en los carnavalesco... la cosa es distinta. Abrirse en canal no debe ser sencillo y más cuando eres uno de los objetivos que más carnaza entrega, consciente o inconscientemente, a esos entes de las redes sociales, pero contar cuestiones tan personales como la deliciosa historia de amor con su segunda pareja, o la separación de su primera mujer, o la relación con sus hijas... ¡Ay, Subiela es padre y a veces se nos olvida! El ángel se encarna y pierde las alas, por más que las tenga negras en la portada del libro. Pero son importantes, por todo lo que vivido en el piso del primer matrimonio con Juana Velasco, las visiones de esta y de sus dos hijas, que aclaran bastante la figura de un ser obsesionado con el carnaval, que pegaba una a una los cristales de tal o cual comparsa. Este primer foco desnuda a Subiela, lo humaniza, lo acerca a un lector que, por qué no, puede ser un descreído o un subielista. 

Lo segundo realmente interesante en estas capas que García Argüez tan maravillosamente superpone es la opinión de otros testigos de las situaciones: ¿cómo se fraguó esta comparsa? ¿cuál era la relación entre tal autor y tal componente? ¿qué importancia tenía el director, el administrador, el de la punta y el de la guitarra? Subiela vuelve a encarnarse para explicarnos que, en realidad, la comparsa de Martínez Ares era una familia, la de Juan Carlos Aragón también, la de Tino más o menos, pero después... ya no hubo más. Y es interesante como esos comportamientos obsesivos, esas reuniones playeras, en peñas, en el salón de la casa de tal o de cual, es compartida por otras voces que aparecen en la biografía para constatar o negar algunas de los hechos que nos cuenta Ángel Subiela, en lo que es una entrevista que ya quisiera haber hecho la CNN. 
Las visiones de José Luis Naranjo, José Fernández, Carli Brihuega, Edu Brihuega, Pedro Espinosa, entre otros, son voces más que autorizadas para dar su visión porque, por momentos, han vivido lo mismo que Ángel Subiela, en ocasiones de manera más cercana, de pura y verdadera amistad, mientras el director veía las cosas desde otra óptica. Es decir, la importancia del foco en los aspectos carnavalescos, en esas triquiñuelas y chismes que tanto interesan al lector, toman una especial relevancia por la cantidad de testigos, muchos de ellos no le deben nada a nadie y llevan retirados desde el año 2000. Qué interés entonces en aparecer ahora: la amistad, pero también el resarcimiento. Es el ángel como ave fénix, pero también como gestor (bueno y malo) de un montón de cuestiones que ocurren en las comparsas de gran nivel. Por supuesto, el libro dedica muchísimas páginas a Martínez Ares (y ese final como de película, pero también como de matrimonio), algo menos a Juan Carlos Aragón (con jugosas declaraciones, algunas quizás un poco fuera de lugar por parte de alguno de los entrevistados pero, no nos vamos a engañar, conocidas por todos), el espacio suficiente a Tino Tovar y una relación de amistad que transgrede el Carnaval (con el cambio correspondiente en la personalidad de Ángel, mientras el grupo exige otros ritmos de trabajo distintos a los que propone el autor), los Carapapas (la constatación de que ya no es el mismo), Antonio Martín (con la lucha de egos correspondientes y una anécdota maravillosa que cuenta el sobrino Sergio y que ayuda mucho a la comprensión de un montón de cuestiones relacionadas con el autor de las coplas de oro) y, finalmente, ese océano de paz que son estas últimas comparsas (con la salvedad de Los Luceros en los que vuelve el Subiela del pasado).

El tercer foco es del propio narrador que, nosotros, como lectores, debemos olvidar que es García Argüez, tenemos que hacerlo porque se moja y se moja mucho en unas conclusiones capitulares que pueden levantar más de alguna ampolla pero, como hemos advertido, el libro es una biografía y, como tal, las agrupaciones merecen un estricto análisis más allá de lo que nos cuente el protagonista y el resto de entrevistados. Es ahí donde el autor, en un trasunto de crítico carnavalero de nivel literario y musical, analiza las agrupaciones correspondientes pero, cuidado, nos parece que la subjetividad también está muy presente y de maneras distintas: el gusto particular, naturalmente, las sensaciones que le dejan el capítulo sobre la confección y, nos parece, su relación con el autor que comenta. Nos parece un ejercicio interesante para el lector leer entrelíneas, desentrañar lo que se dice de las agrupaciones en las que aparece Subiela pero también con las que, en ocasiones, se las compara, ampliando el paradigma carnavalesco a más allá de lo que nos atiene. 

Lo que no vemos, lo que disfruta y lo que nos encanta saber

El corazón del Ángel está lleno de curiosidad, de momentos que sorprenderán al carnavalero más avieso, porque el director nos cuenta cómo se confeccionaban trajes (a mano al principio, por empresas ya entrados en el 2000), de dónde sacaba las ideas (las piernas de los árboles de Las estaciones, por ejemplo o el cantar en alto en estos últimos años), qué ocurría en los ensayos, cómo se fraguaban las alianzas entre director y autores, qué ocurría en los ensayos, qué puñaladas le dio el Carnaval (no solo la que todos conocemos, es brutal lo que cuenta de los Carapapas y de ese grupo, también de la ruptura de su amista con Rafael, el mexicano), aquella primera ruptura de El brujo, aquella segunda de La Milagrosa, aquella decisión de empezar de cero, aquella de volver a hacerlo cuando creía que nunca más saldría... En definitiva, Subiela se pone las alas en estos momentos para hablarnos desde arriba, desde el lugar donde los recuerdos están alojados para decirnos cómo cantaban la presentación de Los ángeles caídos por gusto, para reconocernos sus problemas laborales cuando cerraron la General Motors y las movidas en los grupos sindicales (esto es muy interesante, la verdad), su nueva vida, su piso de soltero, su segunda nueva vida, secretos en las letras que acaban desvelados, secretos de cómo se fraguaron algunas de ellas... ¡Sin duda, una mente privilegiada en lo que a la memoria se refiere! Y sí, aquí Subiela nos habla en muchas ocasiones con las alas que se ha ganado con tanto tiempo de dedicación al Carnaval, con su primera vez cantando en la calle ya entrado el 2000, los problemas de dinero en el grupo, los viajes, la familia y las llamadas por teléfono del Carli que parecen premonitorias para un nuevo cambio grupal. 

Cómo hemos cambiado

Pero, sin embargo, nos parece fundamental en el libro el proceso de cambio que el Carnaval arrastra y que, como decíamos en la introducción a esta reseña, es el capitalismo. Porque Ángel reconoce que el dinero ha matado a alguno de sus grupos, ha roto autorías, ha cambiado el COAC hasta el punto de que él le parece insostenible, pero parece no darse cuenta, aunque el autor nos lo hace ver, que él es parte fundamental de ese cambio, es partícipe de ese capitalismo que ha ido abrazando el Carnaval y que en libro tan bien se refleja: de hacer los trajes en su casa, con asesoramiento, naturalmente, a que los haga Chari Brihuega (que tiene su homenaje merecido en el libro) a hablar con empresas de artesanos. Sin embargo, él reconoce que bastante tiene con lidiar con autor y grupo y que del dinero nunca se ha encargado aunque una vez lo acusaron de habérselo llevado. Fíjense cómo el recorrido carnavalesco que el libro nos propone nos hace ver la evolución de la figura de Subiela como si fuese el director de una empresa, pero no desde el punto de vista del peseterismo, no lo tomemos así, sino porque los tiempos han cambiado y él empezó en los ochenta cantando gratis en las peñas, pero con Los piratas ya ganaba una pasta. La ferocidad de estos nuevos tiempos hace, consideramos, que Subiela se vea desprotegido en bastantes situaciones y que incluso sufra una pérdida de autoridad que lo mermará para siempre: es el lobo que se lo quiere comer todo el que lo ataca al cuello porque ya no es tan necesario como lo hicieron ver. De nuevo, el capitalismo empuja aunque más puede Subiela montando una comparsa nueva que iba a comenzar en Barbate pero que termina con una curiosa mezcolanza autonómica. 
Así, uno de los puntos más interesantes es cómo el director en sus declaraciones y el narrador en sus observaciones nos tejen una red del tiempo que pondrá en alerta al carnavalero más avispado: dónde vamos, qué nos queda. Cuidado, porque es el mensaje del ecologismo carnavalesco. 

Pero, entonces, qué voy a leer

Un artefacto literario compuesto de un montón de cosas: un principio y un final novelado, una entrevista, unas contestaciones que el entrevistado no conoce, una nostalgia, una crítica carnavalesca, una vanagloria de ciertos autores, la explicación de algunas cuestiones que se nos han podido escapar... En definitiva, leerás literatura de la buena aplicada al Carnaval, es decir, a una pasión porque el libro, siempre lo he pensado, debería llevar la palabra PASIONES después de confesiones. 

martes, 1 de septiembre de 2020

¡El COAC21 ha muerto! Viva el COAC21.

La semana pasada no nos lo podíamos creer: la peor noticia con la que podíamos volver transmutaba y tomaba las portadas de los diarios gaditanos. A un servidor de ustedes le pilló de hecho en la playa de La Caleta. Mi señor padre llegó con el diario del pasado jueves y en letras grandes la noticia: "No habrá Concurso del Falla".

El Ayuntamiento propondrá al Patronato la suspensión del COAC 2021

El Ayuntamiento de Cádiz propondrá a la Junta Ejecutiva del Patronato del Concurso Oficial de Agrupaciones Carnavalescas la suspensión de la celebración del certamen ante la imposibilidad de garantizar las medidas necesarias para la prevención de contagios por el Covid-19 fuera del Gran Teatro Falla.

El alcalde de Cádiz, José María González, y la concejala de Cultura y Fiestas, Lola Cazalilla, han avanzado que tras la reunión mantenida este miércoles en el teatro solicitada por los miembros de la Junta Ejecutiva del COAC junto a la Policía Local, Protección Civil, Prevención de Riesgos Laborales, la tramoya y equipo técnico del Gran Teatro Falla, y tras escuchar a los distintos colectivos que componen la fiesta, “hemos comprobado que la celebración del concurso es inviable en el actual contexto sanitario, ya que si bien podemos garantizar que no haya contagios dentro del Falla, el resto de espacios quedarían excluidos, por lo que supone un riesgo inasumible en el contexto actual. Y no sólo eso, sino el impacto potencial de propagación que tendría a nivel geográfico con la participación de agrupaciones de otras provincias”. Es por esto que “como miembros del Patronato presentaremos nuestra propuesta para suspender la celebración del concurso en la reunión que mantendremos junto a todos los miembros del Patronato el próximo martes, 1 de septiembre”.

“Aunque desde el Ayuntamiento se puede garantizar la seguridad y las medidas sanitarias dentro del Teatro Falla, no podemos hacerlo fuera de Éste. El riesgo de transmisión en los locales de ensayo, en las aglomeraciones que se generan en toda la zona aledaña o en los espacios hosteleros y el traslado de agrupaciones hasta el teatro supondrían un riesgo de contagio que no podemos permitir”, han indicado González y Cazalilla. Además, han añadido, “la detección de un solo caso de contagio por algún integrante de agrupaciones o miembros del equipo del propio teatro durante el transcurso del COAC, obligaría a paralizar todo el concurso, haciéndolo inviable”. Una información que ha sido explicada por miembros de la Policía Local y Protección Civil, que han acudido a la reunión mantenida esta mañana.

Tampoco se baraja trasladar a la segunda quincena de abril y primera de mayo porque los ensayos tendrían que comenzar como muy tarde en enero, fecha en la cual es muy improbable que se encuentre la vacuna regularizada y arriesgando a un porcentaje muy elevado de personas que forman parte de agrupaciones, con la consiguiente exposición de sus familiares y entornos laborales. (...)

Fuente: Diario de Cádiz

El cuerpecito, cortado. Realmente fue el miércoles cuando el disgusto tiñó mis vacaciones en La Tacita de Plata. ¿Y ahora qué hacemos? ¡Ay, Momo mío! Pero soñaba con que al día siguiente la cosa estuviera más calma sobre una realidad que muchos se temían pero que otros preferíamos no augurar de manera precipitada, porque quedaban muchos meses. Parecía una broma del destino que en la propia reunión del miércoles se descubriera un positivo por Covid-19 que ha pospuesto la reunión del Patronato para la suspensión del COAC2021.

Pero es verdad que se termina el verano y los grupos deberían de comenzar a ensayar... ¿Pero cómo si estarán prohibidas las reuniones de más de 10 personas más pronto que tarde? ASCOGA lo tenía claro y anunció en la primera quincena de agosto que los Coros no estarían en el próximo Concurso 2021.

Por supuesto, estamos hablando del Coac gaditano y tras él hay muchas mentes creativas y pensantes con ganas de coplas. Es por ello que algunas ya se han pronunciado: Vera Luque, Kike Remolino o Nandi Migueles ya han dado su opinión al respecto en Diario de Cádiz y en La Voz Digital se reflexiona sobre posibles formulas

Nos aferramos a las declaraciones de Kike Remolino y le ponemos dos velas: "Quien diga que Cádiz no tendrá carnaval, no conoce a Cádiz. Ya habrá alguna copla inédita por algún balcón, una azotea tirando papelillos, una caja y bombo guardando las distancias, una mascarilla con dos coloretes..."

Cruzamos dedos. Entonces, ¿del Carnaval ni hablamos, no? Mejor ni hablamos. Hoy no.