martes, 16 de abril de 2013

Especial "50 sombras de Ares": Capítulo I

Carnavaleros, carnavalenses y carnavalíacos, desde comienzo de año Bermauntier y un servidor estamos dándole vueltas a esta serie especial de publicaciones que en estas dos próximas semanas les ofreceremos sobre Antonio Martínez Ares.  Y es que para los despistados, el autor apodado como "el niño" cumple 10 años desde que dijera su última palabra en el Concurso sobre las tablas del Falla.

Cuatro post, cuatro, serán los que dediquemos a su figura, como autor de comparsas esta semana, y como otras cosas que no queremos adelantar aún en la que viene.  Así pues, sin más dilaciones, vamos a echar la vista atrás, justamente hasta el año 1984:

ANTONIO MARTÍNEZ ARES, "el niño"
"Corría el año 1983 cuando mi padre intentó quitarme las ganas de salir en Carnaval utilizando lo que hoy se conoce como terapia de choque(...)"

Así comienza Antonio su serie de artículos "Yo maté a Martínez Ares".  Pobre padre, que mal le salió la jugada porque aquel acto parió al mejor de los autores de comparsa de la década de los noventa y posteriores hasta su retirada.  "Requiebros" se resume en un chaval de 16 años ganando un sexto premio el primer año que escribe para la categoría de adultos (y que lo tiene a él como guitarra, y a Ángel Subiela entre sus filas):

"...No quiero que al final te tenga que como un triste requiebro."

Los años siguientes suponen el desarrollo de un autor que a golpe de comparsa revolucionó el estilo de la comparsa.  "Zombies" en 1985 (con uno de los popurrís más largos e infumables que conozco), se quedó en semifinales al igual que "De locura" ('86).  A mi parecer, aún que la calidad está lejos de las cotas que años posteriores ofrecería, se merece que se preste atención a ciertas partes de los repertorios, concretamente a los pasodobles, poéticamente en evolución constante y desarrollándose de una forma apenas vista en la época.

El compromiso en sus repertorios y su estilo fue a más en los años posteriores. "¡Esto es carnaval!", "Entre tus brazos", "Con uñas y dientes" y "Sonri-sillas" (1987 al '90) ofrecen cambios en la búsqueda de su estilo propio, que comenzaba a reclutar adeptos entre los más jóvenes, además de en el grupo que incorporaba a las grandes figuras que darían ese sonido tan característico de "la comparsa de Martínez Ares y Subiela":

"...la de la Puerta de Tierra, de boca pa' fuera,
de niñas morenas; la por siempre plateá..."

De la misma manera que anteriormente hablaba de la lírica, la música da un gran paso de cara a tener músicas de creación propia, algo que así le hacía ganar más puntos a una comparsa que en 1991 volvería a la final con "Calabazas", las mismas que le dio el jurado con su segundo premio.  Pero el trabajo estaba hecho, y el grupo se sabía fuerte.  Tan fuerte, que un año dos años después (en 1992 su comparsa "Do-re-mi-fasoleando" se vio justamente superada por los pelotazos de Quiñones, Martín y Bustelo), llegó una de las comparsas con la presentación más imitada de la historia:

"...hoy quiero darte mi pequeña rebelión,
para que nunca más vivamos de limosna..."

Como diría "el Libi", el Falla parece una casa de acogida de la de mendigos que han pasado por allí.  Pero "Los miserables" de Antonio Martínez Ares, alejados de la novela de Victor Hugo, ofrecieron bofetadas a diestro y siniestro (con el pasodoble mítico al Papa incluido).  Con un coral de voces afinado hasta el extremo y "el Chupa" en estado de gracia, se llevaron un primero como la copa de un pino.  El autor compaginaba en sus letras maestría y humildad, verdad y fuerza, compromiso y humor, y todo ello conviviendo en su época con grandes plumas rivales.  ¡Ah, y no se olviden del estribillo!  Que pedazo de estribillo...

Pero había más.  El autor se expandía, y trajo un tipo único e inimitable, una propuesta arriesgada pero poética a más no poder y que le dio todo de cara a hacer uno de los repertorios más redondos de la historia del COAC.  Si, mi favorita, señoras y señores, con ustedes "La ventolera":

"...el mismo diablillo que entra y sale de tu casa,
te da besos de plata cuando duermen las barquillas..."

Si, es una época en la que a los carnavaleros se nos ve el plumero, sobre todo a los más jóvenes.  Pero siendo sinceros no hubo por aquel entonces nadie como él, que ofreciera repertorios modernos, directos y musicalmente maravillosos.  Todos rematados con la guinda de salir de la pluma de un autor que por entonces aún no estaba envenenado.

4 comentarios:

bertum dijo...

'Los miserables' no salió un año después de 'Calabazas', sino dos. Se comió usted 'Doremifasoleando', del 92.
Saludos

Ventolero dijo...

Verdad es bertum, lapsus por las prisas. ¡Gracias y un saludo!

Kronos dijo...

Muy buen artículo del niño, yo leí su biografía carnavalesca y escel complemento perfecto a el artículo que el público "yo mate a Martínez Ares". Aunque aún no entiendo lo de 50 sombras¿?

Ventolero dijo...

Gracias Kronos, nos alegramos que te guste.

En cuanto al título, cabalga entre "la erótica del poder", las ganas de "cachondeo nuestras" y el que "no todo es tan bueno como parece" con este autor... pero eso ya lo veréis en los próximos capítulos.

Un saludo!!