martes, 22 de noviembre de 2022

Oda al pregonero Joaquín Quiñones (I): de sus comienzos y primeros éxitos

Siempre se dijo de Joaquín Quiñones que tenía que ser pregonero, que como él le había cantado a Cádiz pocos lo habían hecho, que más allá de la carga pertinente estaba el poeta gaditano que tantos placeres había entregado a la afición desde los años setenta, que no tenía nada que envidiar a nadie. Efectivamente, se le propuso en el 2022 y dijo que no, que él quería hacerlo en un año corriente, y así será este 2023, día en el que por fin llegue a nuestros oídos el texto que el gaditano preparará para hablar de su amor al carnaval, parte indivisible de su vida, y con el que aún sigue ligado, de otra manera que no es la de la escribir una comparsa, la de traernos letras espectaculares cantadas por grupos que quitaban el hipo, vestidas con músicas de los mejores de su tiempo. 

Por fin, Joaquín Quiñones Madera, amante de Cádiz, poeta incombustible, daré el pregón que inaugura la fiesta que más nos gusta, seguramente en la plaza de San Antonio, como mandan los cánones, y arropado por una antología hecha expresamente para la ocasión, con los que mejor cantaron sus coplas. Pero mientras llega, en esta serie de post vamos a repasar su trayectoria:

Aunque no encontramos audios ni imágenes de su primera comparsa, Joaquín Quiñones se estrena a medias con su hermano Juan en el año 1971 en una comparsa que se llamó Los cenacheros. Llevaba la música de José Moreno y la dirección de Antonio Díaz. Quedaron fuera de la final. Habrá que esperar hasta 1976 para que Joaquín Quiñones vuelva a las tablas del Falla con la autoría de una agrupación. Serán Los vigías, con música de Pedro Martínez y dirección de José Castellón. Conseguiría un accésit.

 

 A partir de los 80 es cuando el autor gaditano no descansa y todos los años, de manera consecutiva excepto en el 88, lleva sus letras al concurso de coplas. Es, precisamente, en 1980 cuando comienza su exitoso recorrido, quizás no plagado de primeros premios, pero con un nivel de galardones que ya quisieran muchos. Así, con música, incorporación de ese año, de Aurelio del Real, consigue un tercer premio con Los guanches.

 

Con Gallos de pelea, del 1981, la comparsa se queda fuera de final, pero con Dioses del Olimpo, 1982, se resarcirá de esto y, bajo la dirección y música de Aurelio del Real, conseguirá el primer premio del concurso gaditano. Y las primeras veces, y conocen, saben totalmente distintas.

           

El mismo grupo fue partícipe de la revolución que se produjo con la comparsa Robot, 1983, cuya forma de cantar, distinciones en el pasodoble, disfraz y puesta escena hizo enloquecer al público, ávido quizás de nuevas formas musicales y comparsistas. Un segundo premio y una repercusión desmesurada consiguieron el que ya era un tándem a temer: Joaquín Quiñones y Aurelio del Real.

           

En Barrilete, 1984, con la dirección de Pepe, el caja, que mantenía su puesto, y con un jovencísimo Caracol en sus filas, la comparsa se quedó en un puesto semifinalista en un año en el que las comparsas galardonas fueron de alto nivel por lo que seis entraron en la Gran Final. Cambio de aires en el año 1985 con un grupo renovado para cantar la comparsa Hombres azules, que incorporó a Pepito Martínez en el música también. Sin embargo, corrieron la misma suerte que el año anterior, quedando semifinalistas. 


Hasta aquí la primera parte de esta serie dedicada al pregonero 2023, Joaquín Quiñones Madera. 

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