jueves, 5 de diciembre de 2019

Especial "Cincuenta sombras de Quiñones". Capítulo III

 Ya tenemos Pregonero y dios Momo y a los grupos inscribiéndose y ensayando, así que por fin la actualidad y nuestras agendas nos lo permiten para llevar a cabo este especial que llevamos queriendo hacer desde hace ya más de un año. Y es que Joaquín Quiñones Madera, el autor del barrio del Mentidero de Cádiz, es una figura que merece una revisión especial que nos haga, si no lo hemos hecho ya cada uno de los carnavalitas y carnavalienses, pensarlo y tenerlo en el lugar que su obra merece.
Más allá de guasas, más allá de comentarios a posteriori, Joaquín podría haber sido perfectamente este año nombrado pregonero. Vamos, muchos compañeros y antiguos integrantes de sus agrupaciones ya habían reclamado públicamente que se hiciese. No ha podido ser. Pero su figura, antes de que colgara la pluma hace seis año, es historia del Concurso y como dijo Faly Pastrana: "Se le ha criticado mucho pero Charruas eran ocho pasodobles y todo el mundo cantaba el del bombero así que menos criticar (...) la tristeza, no se qué no se cuanto, pero todo el mundo ha cantado sus coplas así que a callar la boca".
[Entradilla por Ventolero]

1996. Tras dos años pisando la final, Quiñones y Martínez no logran repetir suerte pero obtienen con Legado Andalusí un meritorio puesto como semifinalistas, con una deliciosa música de pasodoble que Tato desgrana que es una gloria.

Un año después sonó aquel estribillo ya histórico de Dando leña, seña de un repertorio como lo eran los tintineos de las hachas que hicieron pisar de nuevo a la agrupación el Gran Teatro Falla en una noche de final. Cuatro premio de la época, que ya es decir teniendo los compañeros de batalla que tenía por entonces. Pepe Martínez una vez más acercado nuevas musicalidades a la categoría.

El baratillo (1998) repitió puesto en el Concurso y devolvió el estilo gaditano al grueso del repertorio, que se desprende desde los primeros compases de la presentación.

Destacar que en 1997 y 1998 nuestro protagonista firmó dos coros que no tuvieron tanta fortuna como las comparsas del autor: Los Cromos y Los chicharreros.

¿Quién no recuerda El Circo? A las puertas de un nuevo siglo y milenio, Quiñones trajo el mayor espectáculo del mundo a Cádiz por febrero. Un segundo premio como un castillo y un pasodoble como "Es ley de vida" que queda ya para la gloria de los buenos aficionados. Esa guitarra y ese vaivén en pleno pasodoble, ¡pa' tirarse! Puro espectáculo que no ganó porque ese año reventó La Parra Bomba.

En el 2000 Quiñones se rinde a los ritmos brasileños que le propuso Pepe Martínez y aterrizan con La Batucada. Aunque el grupo sigue sonando como un cañón, la espectacularidad perdió muchos enteros con respecto al año pasado y el tipo lo sufrió, llegando eso sí a Semifinales.

El incansable tándem de Joaquín, Pepe y Fali regresaba en 2001 con Los Mercenarios, listos para la batalla con sones más clásicos nuevamente, con la maravillosa fuerza que el grupo destilaba en aquella época. Un lujo que regresó a la Gran Final y se quedó con el 4º puesto.


En propia mano (2002) trajo la marcha de los hermanos Alcántara pero el regreso de Caracol tras su glorioso paso por la comparsa de Antonio Martín y la incorporación de Cristobal Morales. Una sorpresa que se quedase en Semifinales un repertorio que desborda buen gusto en cada compás. Últimos, por cierto, de Pepe Martínez junto a Joaquín en la categoría.

¿Quién podría sustituir a un músico tan único como el que había tenido y disfrutado la agrupación por tantos años? Pues, apunten: Manuel Sánchez Alba "Noly", que junto a Nene Cheza, hicieron posible una delicatessen como son Los Vikingos. Segundo premio. Un pelotazo.

Me dan ganas de seguir, porque lo que viene es oro cantando pero... ese gusto le toca a mi querido Bermauntier. Nos toca esperar, a ustedes y a mí. Feliz semana y disfruten de las coplas de este maestro que es Don Joaquín Quiñones.

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