jueves, 23 de noviembre de 2017

Especial "Cincuenta sombras de Martín". Capítulo III


Entrar en una nueva década, la de 1990, como lo hizo el Coplero tiene que ser una pasada. Porque, no sé si lo saben, pero ese año fue el del famoso triplete: comparsa, coro y chirigota. Que sí, que en dos de ellas solo firma música pero. ¿alguno se cree que Martín no entregó alguna letra a esas agrupaciones? Bueno y, aunque así no fuese, ¿no es bastante ser el músico de una agrupación a la que le dan el mayor premio del COAC?
Fue Antonio Martín el que recogió los tres galardones de un incipiente 1990, inicio de una época de esplendor, de batalla carnavalesca, de marcha, de pregones... ¡Una locura! La plenitud del autor más laureado del concurso podríamos considerar que se da en esta época y, para muestra, lo que van a leer, si es que quieren, en estas líneas.

Con dirección de Pepe el Caja, se presenta al concurso la nueva comparsa firmada por Antonio Martín, La Mar de Coplas que, como ustedes saben, dejará un sabor de boca maravilloso ese año y, por supuesto, en generaciones posteriores. El grupo es de monumento y, por supuesto, se hizo con el primer premio. No le fue peor en su dupla en la autoría con Antonio Burgos pues, con Bátmonos que nos vamos, consigue un primer premio también. ¿Creen que esto se queda ahí? Ya les diré yo que no: con letra de Carapalo y Manolo Santander, con dirección de El Petra, llegó al teatro una de las chirigotas más recordadas aún a día de hoy: Hasta que la muerte nos separe. ¿Un segundo? No, un primero, ¿no lo sabían?





De obra maestra la tildaba la crítica de la época y, bueno, a día de hoy, cuando ya han pasado casi treinta años, podemos decir que Encajebolillos es una de las comparsas más completas que hemos visto nunca, y es que si el grupo es bueno, mejor estaba el Maestro escribiendo y haciendo músicas. ¿Por qué? Pues no sé si es que le había cogido el truco o que estaba en un esplendor místico-carnavalesco. Pero, ya saben, otro primero:



La primera movida que cuentan los mentideros sobre el consabido pique entre Martín y Martínez Ares, que ya estaba despuntando, fue el que ocurrió en el año 1992: por el boca a boca el Maestro se entera de que el Niño lleva el mismo tipo que él, que al parecer el disfraz se parece mucho, y se pone en conocimiento de las personas pertinentes para ver el nivel de similitud que tienen ambos. Así es que se produce una reunión en la que el grupo de Martín lleva su boceto y el de Ares lleva el suyo. Problema: el de Ares no iba a llevar globos, lo cuenta en sus últimas entrevistas Martín y Subiela y, finalmente, los lleva. Lo demás todo es historia. Un segundo para el de la calle San Vicente:



Además, ese mismo año vuelve con Antonio Burgos para escribir Los pájaros que, y esto es una opinión personal, tiene una de las mejores presentación vocalmente hablando que haya escuchado nunca en esta modalidad. Como parecía no ser bastante, también con el grupo de Carapalo, Manolo Santander y el Petra colabora musicalmente en Bien nos diste coba Cristoba. El primero fue tercer premio y la chirigota obtuvo un segundo.

Con El titiritero, bajo la dirección de José Luis Mejías, Antonio Martín consiguió un tercer premio pero, ¿qué pasó en este año 93 que marcaría toda la década de los 90? Pues que Ares ganó por primera vez y que a Martín no le gustaba eso de ser rivales. Como nos dice en la entrevista que le realizamos hace algunos años en nuestro blog:

Antonio y yo, ya lo dije en Diario de Cádiz, a parte de mantener en vilo el Concurso del Falla durante toda una década, hemos hecho lo que en el fútbol, darnos las pataditas consabidas dentro del terreno de juego, el escenario del Gran Teatro Falla. 

Y es que, sí, los dos comenzaron una guerra sin cuartel de letrillas, una guerra en el Falla como dice el Coplero, que les llevó a no hablarse y a que sus respectivos grupos fuesen su avanzadilla. 



La racha de terceros continúa y son hasta tres seguidos los que consigue el Coplero con tres diferentes comparsas mientras sus colaboración con coros y chirigotas son frecuentes. De este modo, la chirigota del Love con Partido de Risa Obrero Español (2º premio) es la que cuenta con la música de Martín en este año 1993.
Las verdades del barquero será la siguiente agrupación que Antonio Martín presente en el Falla. Si el año anterior había movido a más de la mitad del grupo, para este año 94 no se queda corto y vuelven a bailar sus filas, aunque un poco menos. Eso sí, el estilo ni tocarlo. Se mantiene fiel a sus principios carnavalescos, más allá de la nueva ola y consigue con esta agrupación, que llevaba además un pasodoble delicioso, un nuevo tercer premio.


Con el coro Al ataque y la chirigota Los tangos bien puestos no consigue cantar en la Gran Final.

En el año 1995, con Los principiantes, Antonio Martín guarda un poco de esa bravuconería que dan los años y comienza una presentación que parece humilde pero que, en realidad, es lo que en latín se llama una captatio benevolentiae, es decir, me meto al público en el bolsillo rebajándome y no mostrándome como poco humilde y cuando los tenga agarrados... ¡PAM! Se acabó. Pues más o menos eso es esta comparsa, una de las más deliciosa de un genial año 1995. Por cierto, co- escribió y le puso música al coro Los cuentistas que fue cuarto premio en el concurso, también participó en la confección de la chirigota Los hombres de Neanderthal. ¡Hola, qué tal! que fueron tercer premio.  Esta comparsa, sin embargo, quedó tercera:




Al parecer el pueblo había vuelto a cambiar de gustos. No le había pasado como a Paco Alba, por supuesto que no, pero, sin embargo, había que modernizarse un poco y así lo hizo con su comparsa más rompedora y vanguardista hasta el momento, todo un portento de actuación sobre las tablas... pero un nuevo tercer premio. Los Quijotes del Sur sorprendió gratamente porque se acercaba a otras cosas sin perder el sello de Antonio Martín:



Por si no fuese bastante, participó también en la autoría del coro El chichibolo y con la chirigota Hasta las mismas trancas ¡Cádiz!. O sea que todoterreno y sin freno. 

El año 1997 fue, sin duda, uno de los más importantes para don Antonio Martín porque se le da la máxima concesión que se le puede dar a un carnavalero de corazón: pregonar el Carnaval de su tierra. Así, Antonio Martín se rodea de gente como Jesús Quintero, Antonio Burgos o Rocío Jurado para hacer un pregón que aún está en la memoria de mucha gente como uno de los mejores y más gaditanos que nunca se hayan representado.
Pero, además, volvió al Falla con una muy buena comparsa: Los buscavidas. ¿Creen que Antonio no tenía bastante con el pregón? Eso para él era solo trabajo de medio año, quería cubrirlo todo, y hace una de sus mejores comparsas y una de las mejor recordadas. Además, se esgrime "la bandera blanca" con Ares pero todo duraría poco.
Con letra de Sánchez Reyes y música del Coplero de la calle San Vicente, el coro El Habla de Cádiz consigue un primer premio más que merecido en el concurso de aquel año. 
Las malas lenguas dicen que ese año si se hubiera presentado a alcalde habría ganado porque, al parecer, se lo llevaba todo por ser pregonero, una especie de imposición que se puso antes de aceptar tan digno cargo. Yo creo que eso no fue así, pero todo tenemos que contarlo:


El año 1998 fue el que inició la despedida más larga de Antonio Martín del Falla. Fue un año un poco extraño porque Martín volvía por sus fueros más puristas representando  un patio de vecinos y su rival más directo, el que más le había sacado de sus casillas carnavaleras, había vestido a su grupo de piratas y había metido un barco en el Falla. No, ese no era el Carnaval que a Martín le gustaba y cuando le ganó de nuevo el Niño decidió que iba a hacer una callejera.
Ese concurso, para seguir con su tónica particular, firmó la música de Club de Fans de Estrellita Castro, tercer premio, y el la del coro Al liquindoi, ambas agrupaciones con letra de Sánchez Reyes.



El año 1999 Martín decide seguir escribiendo su comparsa, eso sí, fuera de un concurso que él consideraba que lo estaba maltratando, fuera de los ladrillos coloraos haría una de sus comparsas míticas, con una presentación que todo buen carnavalero se sabe, con un grupazo de caerse de espaldas... Los contrabandistas fue el nombre que el Coplero decidió para este proyecto que no iba a presentar como siempre había presentado, como llevaba tantas décadas haciendo. Pero no se crean que no lo presentó con toda la pompa y el boato necesario: Palacio de Congresos de Cádiz, la alcaldesa de la época, artistas de talla nacional, amistades y afición se dieron cita en una noche en el que la comparsa cantaba todo su repertorio. 



Como apunte, verán que en esta comparsa está el Pati o el Chupa y, sin embargo, falta Fali Vila que tanto tiempo lo acompañó. Una vez leí que el Maestro explicó por qué motivo siempre este contralto iba detrás y no otros que había tenido posteriormente en su grupo. Martín, con sorna, explicó que era una especie de castigo, una prueba de fidelidad porque un tío con esa voz, si lo ponían detrás y seguía era de verdad porque quería estar ahí. En este comparsa no salió, ya ven, y cuando volvió ya entrado el siglo XXI, Fali Vila volvió detrás durante ese año, como castigo, posiblemente, por su infidelidad. 

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