¡Vamos con afán, todos a la vez, a buscar con ahínco la pipiracaña dragón! ¿Cuál fue la agrupación que más les gustó de la cuarta preliminar? ¿Llevaban barba? ¿Vieron a la Mirian Peralta del paraíso? Se notaba que ayer el Teatro estaba calentito, calentito. Y yo, desde mi casa, pitoso perdi’o como cada vez que ponen anuncios y me cuadro al cantar “La del mar no se mueve”. ¡Ay, Juan Carlos, lo que te echamos de menos!
Ventolero desde el gallinero -.
Abrió la noche el coro de Chiclana “Vive”, que volvieron con un tipo de Frankensteines rockabillys muy divertido y dinámico, con buenos tangos dedicados a su ausencia el pasado COAC y a la lacra social de la violencia machista. Buen popurrí también, donde tienen cuartetas verdaderamente bonitas. ¡Los esperamos en Cuartos! Una agrupación muy esperada era “To me pasa a mí, Los desgraciaitos”, que sigue teniendo el favor del público gracias a sus últimos tipos. Este año desarrollan un desastre durante toda la actuación, con rotura del disfraz, ruidos inesperados… Gran idea y buenísimo repertorio: en pasodoboles, el segundo a la ansiedad y la depresión es una maravilla. En los cuplés, ademá de ser divertidísimo, cuentan con un estribillo basado en hechos reales de gran categoría. El popurrí es la parte más irregular, con partes mejorcitas y otras que ni fú ni fá. Bonito remate con una última cuarteta donde cambian hasta de miembros en la percusión. Mucha locura marca de la casa, y a ver qué inventan para los próximos pases. Si ser la comparsa que cante después de la de Martínez Ares debe ser un trago duro, que encima coincidas en una de las partes más representativas del disfraz tiene que parecerte mentira.: “Mil noches en vela” vino de metáfora apurpurinada, con una muchacha en un columpio y todo, pero sin muchas florituras en la afinación. El primer pasodoble lo dedicaron a su excomponente Javi Ramírez, y el segundo trató la terrible historia de un padre que mata al maltratador de su hija. Qué alegría de Carnaval. Malos cuplés y un popurrí olvidable. Otra vez será (vamos, que traen otra comparsa en unos días, según dijeron). “La tía de la tiza”, la comparsa firmada por Antonio Pedro Serrano y José María Barranco, sonó a las mil maravillas y trajo un repertorio en el cual se reconoce a la perfección la buena pluma del Canijo. Buenos pasodobles, mejor el segundo al papel, un nuevo derroche del autor con su forma de jugar con las palabras. Cuplés de la categoría pero con un estribillo simpático. El popurrí sigue muy afinado, con cuartetas deliciosas como la dedicada a las matemáticas. Estas profesoras seguro que dan, al menos, una clase más. La última agrupación de la noche fue una chirigota que empezó a cantar a la una menos diez de la madrugada. Después de proyectar un vídeo explicativo pero cortito de risa, arrancó la presentación de “No he salido antes porque mi madre no me dejaba”, unos Carlos de Inglaterra coronados, forever carnavalero. Sorteaban un jamón entre los que aguantaran en el teatro, y como yo iba a pillar ni los huesos para hacer caldo, me pensé si acostarme tras escuchar los pasodobles. Cortitos y con sifón, pero con una música bonita y defendiendo su derecho a disfrutar en el Falla. Los cuplés al nabo del rey emérito y al canguelo con Putin, por más que murieran por el Noly, me echaron el telón no sin antes presenciar el sainete del sorteo del jamón. Tongaso y hasta el año que viene.
·La ciudad invisible:
La esperada. Las manos lejos del móvil. No hay Twitter ni Whatsapp cuando Martínez Ares nos cuenta un nuevo cuento. Justo eso, más que nunca, es la nueva comparsa de este autor: un gran cuento que continúa la historia de su anterior repertorio y lo traslada a unas catacumbas gaditanas casi mágicas. La presentación es una delicia, y desvela uno de los sellos característicos de esta nueva obra: los guiños a sus anteriores repertorios. Los pasodobles también miran atrás, con una música e interpretación que retrotrae a las comparsas del autor de la década de los noventa. Primer pasodoble al tipo, segundo que aprovecha a la candidatura de Ismael Beiro y su impacto en la ciudad para hacer un repaso al panorama político gaditano. Cuplés de la categoría, y un estribillo bonito pero que pega menos que en años anteriores. Todo la idea está interpretada, con cambios de decorado e iluminación durante el popurrí, en un clara apuesta por la teatralización del repertorio. La pluma de Martínez Ares se gusta y reluce en una pieza final cuyas cuartetas se engarzan a la manera de aquellos cruzados mágicos. Un cuento donde Ramoni y Cateto brillan como siempre y como nunca, una maravilla única en la fauna del Concurso.
· Los mialma:
Si las preliminares no puntúan y el año pasado te dieron el mayor babuchaso del Concurso, ¿por qué no vas a dedicarle los dos pasodobles y el primer cuple al jurado con to sus mu…? ¡Al del año pasado, joé! Los fantasmas del Bizcocho arrancaron con un tipo muy efectista pero con pocos golpes desternillantes en su presentación. Pero empezaron los pasodobles, el primero más seriote, el segundo con más guasa, y se fueron gustando, sabiendo que traían dos cuplés enormes, con golpes secos de los que les gustan a estos chirigoteros (la guinda del dedicado a la familia real es un espectáculo). El popurrí rebosa age, tonterías y golpes precisos a muchas costillas, que duelan como propios y sacan las carcajadas inesperadas marca de la casa. De menos a más, traen un repertorio muy completo en conjunto con el que aspiran a todo.
Tienen ganas de más coplas después del pedazo de noche de ayer, ¿que no? Pues a las ocho y media todo el mundo con la radio, Onda Cádiz o dentro del Falla, según la suerte que tenga cada cual. ¡Hasta mañana!
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