Me gustaría dar dos apuntes antes de desarrollar este escrito. El primero: esto no es más que la opinión de un aficionado cualquiera. No busquen aquí dogmas de fe, ni arreglos a los desperfectos del concurso. El segundo: yo no hubiera celebrado el concurso del Falla en mayo. Seré rígido de mente, pero soy partidario de las cosas en su fecha por diversos motivos. Esto no quita que no haya disfrutado del Falla y esto no quita que entienda que por razones de peso se haya celebrado. Entiéndase como razones de peso la repercusión económica que en todos los ámbitos tiene el concurso.
Si nos ceñimos a lo que ha tenido lugar en el teatro gaditano durante las tres semanas que ha durado el certamen, pues aquí va mi opinión sobre ciertos aspectos que me parecen relevantes:
- A pesar de las ausencias, a pesar de que muchas agrupaciones han ido a contrarreloj y a pesar de todas las excusas que se quieran dar, considero que el concurso ha tenido una calidad media bastante aceptable. Pondría el pero en las chirigotas que tendría un debate a parte. Por ejemplo, en comparsas hemos tenido un ramillete de 6/7 agrupaciones que podrían haber estado en la final perfectamente. Es la modalidad que mejor salud goza de todo el concurso. Quizás el formato reducido del concurso, excluyendo una fase, ha hecho que la calidad se concentre y ha derivado en una de las mejores finales que mi memoria recuerda. A su vez, esto ha tenido una consecuencia negativa ya que con dos pases a veces no da para valorar total y justamente a las agrupaciones.
- Vuelta a “lo gaditano”. Una de las consecuencias de la pandemia ha sido que los repertorios y los tipos han vuelto a centrarse en Cádiz. Algo que uno (que no es de Cádiz) celebre enormemente, puesto que esto al fin y al cabo es el carnaval de Cádiz. Repertorios y tipos donde la ciudad y sus cosas aparecen como un elemento más o incluso a veces no aparecen, hacen que se convierta en un carnaval más, con repertorios que valen para cualquier ciudad y sean totalmente despersonalizados. Espero que no sea flor de un día y que esta línea que han retomado algunos autores se mantenga. Espero también que no vuelvan a abandonar sus raíces por motivos relacionados con contratos y actuaciones. Eso sí, cada uno es libre de hacer lo que le apetezca.
- El jurado: como los árbitros, la buena noticia es no tener que hacer referencia a ellos, pero en esta ocasión no lo puedo pasar por alto. Ya vimos el mitin que dieron en el primer veredicto, donde un ente que ha de ser imparcial se posicionó. En fin… Si atendemos al desglose de puntos que se ha publicado recientemente, observamos una falta de criterio total, una falta de una línea a seguir y una falta de coherencia absoluta. No puede ser que una agrupación de un pase a otro baje del tercer lugar al noveno. No puede ser que adapten los puntos según los gustos del público, es algo que se ha observado perfectamente. El eterno debate del jurado. Hay años que pasa más desapercibido y hay otros años que se le recuerda, algo que no suele ser positivo. Luego la cobardía de eliminar a ciertos grupos y a otros no. En cuanto a los premios, considero que no hay ningún disparate. Podríamos entrar en asuntos como “Gente con chispa” donde te puede gustar o no ese humor, pero lo tienes que valorar con unos criterios que sean los más objetivos posibles.
Para cerrar me gustaría dar un apunte que ya hice por twitter a mediados del concurso con los hechos que iban acaeciendo durante el mismo: hace años que el concurso y su organización es un desmadre donde nadie se pone de acuerdo. Ahora se ha hecho con las riendas el ayuntamiento gaditano, por lo cual todo lo que ocurre en el mismo y todo lo que concierne al certamen es achacable al consistorio. Este año se han vivido hechos vergonzosos: agrupación gaditana retando al jurado y este sin reaccionar, agrupación gaditana lanzando un bulo de un robo para crear expectación y cantar sin tipo, el tema de la agrupación de reclusos que formó un revuelo no del todo aclarado y que parece ser que el revuelo era totalmente justificado, una concejala de fiestas demostrando una prepotencia absoluta. Una serie de aspectos que hacen que el supuesto mejor concurso de carnaval no lo parezca y se asemeje más a otros de menor rango y de menor calidad. También advierto: yo, como tantos otros, soy de fuera, no soy gaditano. Solo soy un aficionado al que esto le encanta y vive uno de sus momentos del año cuando el Falla llega. Es tarea de los gaditanos saber qué concurso quieren y qué imagen quieren dar. Y tienen trabajo, mucho trabajo, es una tarea que se les ha acumulado durante años y que se va a haciendo una bola que quizás sea tarde cuando la intenten atajar.
Como diría el añorado Juan Manzorro (este año más que nunca), sean felices, güenagente.
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