Ya han pasado algunos días desde que terminó nuestro adorado concurso del Falla y ahora nos parece buen momento para hablar de un montón de cosas de las que han ido ocurriendo, haciendo el inciso necesario en las partes que consideramos más interesantes. Por supuesto, su opinión nos interesa mucho y pueden dejarla en comentarios, nos da igual que no estén de acuerdo o que lo estén al máximo. No se crean que esto es una casa de puertas cerradas.
Final de infarto
No sé si este epígrafe se titula así por lo que disfruté o porque, efectivamente, cuando terminó a las 9:00 de la mañana iba a darme uno. ¡Cuántas horas de final! Y es verdad que la gente da cabezadas en agrupaciones o descansos, o, directamente, se acuesta y la ve por internet al día siguiente. Pero no tengo esa condición: no consigo dormirme en entretiempos y me gusta verla en directo, aunque podría decir que este año realmente he sufrido.
¿Estaba hecho en cuartetos? Después de la que se lio con el pase, nada quedaba claro. Sin duda alguna Los ultraortodoxos volvieron a ser los mejores con diferencia, con un tercer pase íntegramente nuevo y cuatro buenos cuplés, aunque uno de ellos, el dedicado a una basura franquista, ha creado polémica. Por mí, seiscientos cuplés de esos me gustaría escuchar, con su toque callejero y canalla. Pero también gustaron bastante Al Edén que le den, que, aunque repitió algunas partes, hizo reír al público, y eso es más que bastante.
En coros no me parecía que estuviese tan cantado que Pachamama se llevara el primero. Tampoco tenía muy claro que, viendo lo tradicional que había sido cierto sector del jurado, no ganase un coro con un tango más clásico. Pero no, al jurado le gustaron más los coros de baile y movimiento, por supuesto bien cantados, eso no lo duda nadie, pero con una falta de mensaje profundo en los popurrís que da un poco de miedo. Bueno, Quimbara, efectivamente, no lleva ninguno. Los babeta parecían estar un poco por debajo de años anteriores, pero también creo que el jurado era más del gusto de otro tipo de coros. Tierra y libertad hizo un buenísimo papel durante todo el concurso, pero un repertorio tan sumamente comprometido, creo que no vende tanto.
En chirigotas sí me parecía que estaba bastante claro. El runrún era generalizado y, la verdad, se lo tenían más que merecido porque no habían hecho mal concurso aunque en cuplés... Así que La misión logró un primero en una noche en la que Los caraduras dieron una clase de cómo se hace una chirigota buena-buena: letras espectaculares y una conexión con el público fuera de los común. Maravilloso. Los cuarentena principales volvieron a liarla con buenas letras y un grupo que simpático, no solo por inclusivo, sino por combativo. Desde luego, que es un placer tenerlo en nuestro querido carnaval. Aquí huele a verdín cantó un pasodoble a Conil, tierra de Paco Alba, en una final. Claro, dónde lo hubieran cantado si no. La verdad es que no entendí muy bien el pase de esta gente, y mira que la chirigota me gusta.
La verdad es que haber decidido este año no volver a escuchar los repertorios de chirigota más allá de los cuplés una vez actuaran ha sido para mí una buena manera de volver a divertirme con los popurrís, por ejemplo. Les recomiendo que hagan este ejercicio que ayudarán, además, a que si van al Falla no sean parte del atrezzo del teatro, que a veces da vergüenza.
Por último, en comparsas pareció que las sorpresas fueron mayúsculas. Si debo decir la verdad, me gustaban las cuatro agrupaciones bastante, cada cual por un motivo distinto y también por uno compartido: ¡qué repertorios! We can do, de la que hablaremos en exclusividad en otro epígrafe, hizo un buenísimo papel un final en el que su mensaje volvió a quedar meridiano. Buenas letras de pasodobles y un segundo cuplé que cambió la mecánica y gustó mucho. Después de Cádiz también hizo un buenísimo papel y mira que cantaron ya amanecido el día. De locos. Los renacidos volvieron a hacer un buen pase en letras. El grupo suena de dulce y optaba a todo, como cualquiera de esa final. Pero ganaron Los sumisos y con razón. Tenían varias cosas a su favor y, la verdad, fueron los más regulares del concurso, así que más que merecido. Final de popurrí antológico y bailable (la que se lio en el Oratorio, dios mío de mi alma...).
Por el hecho de ser mujeres...
La verdad es que la lucha contra el patriarcado es ardua y difícil, pero quién se iba a pensar que tanto ciervo y tanto obtuso fuese carnavalero. Será que la comprensión lectora y los comentarios de texto se han ido perdiendo en nuestras aulas porque, de unos años para acá, se aboga precisamente por el feminismo como método de acción transversal. Así lo cantaron los chavales de Después de Cádiz ni hablar, por ejemplo, en un pasodoble espectacular.
Las chavalas de We can do han recibido amenazas por ser finalistas. En las redes se les llamaba absolutamente de todo: desde cuestiones físicas a cuestiones morales, sin cortedad, en una especie de valentía que da el Twitter o el perfil falso de la red social en cuestión. ¿Cuántas veces has escuchado que todo el rato el mismo mensaje es cansino? Luego flipamos con popurrís de este año que se pegan ocho o diez minutos sin decir ABSOLUTAMENTE NADA. Menos mal que la Literatura y el mensaje prevalece sobre las mentes llenas de mierda que piensan que We can do ha pasado a la final por ser mujeres y no por tener un repertorio ORIGINAL, cantado ESTUPENDAMENTE y con un PLANTEAMIENTO DEL SIGLO XXI. O sea, en qué cabeza cabe que recibieran amenazas por hacer lo que más nos gusta. Es que es increíble. Más comparsas así me gustaría escuchar a mí: reivindicativas, con mensaje, con cosas bien dichas y por derecho. A tope con ellas. Desde luego, para ponerlas en los institutos de esta autonomía todo el rato.
Entrevistas posteriores
La verdad es que Luis Rossi me cabreaba a veces con depende de qué preguntas a los grupos, sobre todo el trato que les daba algunos de ellos (especialmente de fuera, ejem), pero todo se me olvidó, más o menos, cuando Fernando Pérez volvió a hacer acto de presencia en Canal Sur para sujetar un micrófono que habría que quitarle de todas todas. No le gusta el Carnaval, está claro, y aprovecha para ser maleducado con algunos de los protagonistas de la noche porque él quiere ser más protagonista, pero solo es un cayetano. Recuerdo, por ejemplo, el asqueroso trato al caja de Los cuarentena principales, al que, mandando un mensaje a su padre, ingresado en el hospital, le quitó el micrófono para que cantara Joaquinito el Alegría. La mirada del chaval era un poema. VERGONZOSO. Por favor, que no vaya más. Lo llevamos pidiendo años. Cada vez le interesa menos y ya es que ni le gusta.
El público
¿Qué pasa que en ocasiones parecen pintados? ¿Fue el público de semifinales el nuevo público de cuartos? La mediatización del Carnaval, ya lo hemos hablando en otras ocasiones, tiene sus cosas buenas y sus cosas, y una de las malas es un público cada vez menos pasional, más de su grupo, que solo espera comparsas y agrupaciones de renombre. ¿Los coros? Ni escucharlos, casi ni están en butacas, lo que es realmente bochornoso. Actuaciones de grupos entregados que reciben la frialdad por respuesta emotiva. Vamos, que estoy pidiendo que la gente que vaya ahora sea el público de mis recuerdos, que aunque Pepito el Caja haga un papel espectacular en el calentamiento del público, no puede echárselo todo a las espaldas.
Hasta el año que viene
Que si la calle ha sido un fracaso, que si las elecciones han repercutido en los repertorios, que si las mujeres patatín, que si los reclusos patatán... Total, nos veremos de nuevo en enero, que ya hay grupos anunciando sus ideas para el COAC que vendrá, ya en sus fechas frías, como más nos gusta y no sabemos si con el formato anterior. Por nuestra parte, seguiremos por aquí.
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