- Ave María Purísima.
- Sin Pecado Concebida.
- Un honor que a uno lo confiese el papa de Cádiz.
- Y raro que se vea por estos lares al padre mayor capushino.
- Todos tenemos un pecadito que otro que confesar.
- ¿Hasta el padre capuchino?
- Hasta el padre capuchino.
- Pero vienes tu sólo, ¿o traes uno demás?
- Espera, ¿no era tuyo...?
- Sólo para la presentación, pero vamos, que ya te digo, no vuelvo a sacar un paso contigo...
- Además que no. Pa' que vayamos t'os cargando y tu de guapo desde fuera, paso.
- La planta que hace mucho, yo soy alto y peinao p'atrás, y tú bajito y calvo.
- La lengüita que tiene el papa...
- Este pueblo, que te hace ser así.
- Déjalo, bien lo sabe Dios.
- Eso digo yo. Bueno, ¿y el pecado que tiene alguien como usted, padre capuchino, es...?
- Verá usted papa de Cádiz. Más que pecado, es una consulta espiritual.
- Ah, bueno, eso me relaja un poco. Pero al lío...
- Resulta papa, que llevo un par de años pensando si un retiro espiritual en el monasterio capuchino me vendría bien.
- Hay quien opina que te vendría del carajo.
- Hay quien me la puede ir...
- ¡Eh!
- Lo siento papa. Bueno, que estoy pensando que quizás no debería de retirarme completamente, y a lo mejor participar en otra categoría, y se me había ocurrido sacar un...
- ...un cuarteto...
- ...esto, si.
- Y que yo volviera a echarte una mano divina.
- Pues no estaría mal.
- Ya te digo, o mejor repito, que no.
- Bueno...
- Además, se comenta que el año que viene harás tándem con otro conocido autor, este en la parte musical, ¿no sería esto dejar en la estacada a un compañero, y al grupo por relación?
- Los ojos del señor, que lo ven todo.
- Y al papa, que se lo cuenta en los foros.
- Pues nada, este año me toca penitencia.
- A lo mejor sacas algo bueno y todo, padre capuchino, pero bueno... no te desvíes que por ese pensamiento impuro de abandono al prójimo, tienes tu correspondiente castigo.
- ¿Y es? Sea usted benévolo, papa de Cai.
- Recite durante tres días con sus tres noches, continuamente, el repertorio de tus dos últimas chirigotas, exceptuando los pasodobles, que no podrán ser interpretados por su posible efecto placebo.
- Vale.
- Ni pensar mientras en el pasodoble-himno de la afición amarilla.
- Dios mio...
- ¡Padre capuchino!
- Perdón, me voy ya antes de que me caiga más carga.
- Sin Pecado Concebida, si.
--
- Sin Pecado Concebida.
- Un honor que a uno lo confiese el papa de Cádiz.
- Y raro que se vea por estos lares al padre mayor capushino.
- Todos tenemos un pecadito que otro que confesar.
- ¿Hasta el padre capuchino?
- Hasta el padre capuchino.
- Pero vienes tu sólo, ¿o traes uno demás?
- Espera, ¿no era tuyo...?
- Sólo para la presentación, pero vamos, que ya te digo, no vuelvo a sacar un paso contigo...
- Además que no. Pa' que vayamos t'os cargando y tu de guapo desde fuera, paso.
- La planta que hace mucho, yo soy alto y peinao p'atrás, y tú bajito y calvo.
- La lengüita que tiene el papa...
- Este pueblo, que te hace ser así.
- Déjalo, bien lo sabe Dios.
- Eso digo yo. Bueno, ¿y el pecado que tiene alguien como usted, padre capuchino, es...?
- Verá usted papa de Cádiz. Más que pecado, es una consulta espiritual.
- Ah, bueno, eso me relaja un poco. Pero al lío...
- Resulta papa, que llevo un par de años pensando si un retiro espiritual en el monasterio capuchino me vendría bien.
- Hay quien opina que te vendría del carajo.
- Hay quien me la puede ir...
- ¡Eh!
- Lo siento papa. Bueno, que estoy pensando que quizás no debería de retirarme completamente, y a lo mejor participar en otra categoría, y se me había ocurrido sacar un...
- ...un cuarteto...
- ...esto, si.
- Y que yo volviera a echarte una mano divina.
- Pues no estaría mal.
- Ya te digo, o mejor repito, que no.
- Bueno...
- Además, se comenta que el año que viene harás tándem con otro conocido autor, este en la parte musical, ¿no sería esto dejar en la estacada a un compañero, y al grupo por relación?
- Los ojos del señor, que lo ven todo.
- Y al papa, que se lo cuenta en los foros.
- Pues nada, este año me toca penitencia.
- A lo mejor sacas algo bueno y todo, padre capuchino, pero bueno... no te desvíes que por ese pensamiento impuro de abandono al prójimo, tienes tu correspondiente castigo.
- ¿Y es? Sea usted benévolo, papa de Cai.
- Recite durante tres días con sus tres noches, continuamente, el repertorio de tus dos últimas chirigotas, exceptuando los pasodobles, que no podrán ser interpretados por su posible efecto placebo.
- Vale.
- Ni pensar mientras en el pasodoble-himno de la afición amarilla.
- Dios mio...
- ¡Padre capuchino!
- Perdón, me voy ya antes de que me caiga más carga.
- Sin Pecado Concebida, si.
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Bueno, y con esta sexta entrada, culmina la primera temporada de esta serie humorística, dónde cualquier parecido con la realidad es sólo producto de eso a lo que llamamos casualidades de la vida. Próximamente, aunque no se sabe dentro de cuanto tiempo, más, posiblemente diferente, y sobre todo, mejor.
2 comentarios:
no dejéis el confesionario tanto tiempo omme!! q tan tela de graciosos!
Se hará lo que se pueda amigo anónimo... tranquiliza saber que hay quien los entiende jajajaja!!
Un saludo!
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